Desde
aquel instante, desde aquella llamada de teléfono que como de costumbre
no me esperaba, me di cuenta de que aquel día había llegado, había
llegado el intercambio de papeles, fui yo la que paso olímpicamente de
cada palabra que escuchaba sin valorar que realmente lo decías de
verdad, y fuiste tú quién morías al escuchar que estaba junto a otra
persona que me hacía más feliz que tú, ¿Increíble, verdad? Increíble que
no sea yo ahora la que movería, mar, cielo y tierra por verte feliz,
que no soy yo la que te susurra al oído que siempre estará junto a ti,
ya no soy yo, claro que no, y te repetí miles de veces que este día
llegaría cuando menos te lo esperases, cuando menos quisieras que
pasara, se han bifurcado nuestros caminos como algún día percibí, ya no
nos une nada, NADA. No tenemos nada en común, quizás tengas razón, el
miedo a equivocarnos a estropeado todo, pero realmente que nos hayamos
equivocado no quiere decir que haya sido un error, de los errores se
aprende y yo he aprendido que quererte ha sido uno de mis mayores retos y que
llegue a hacerlo, me voy satisfecha, satisfecha de haber conseguido
hacerte la persona más feliz, la más importante durante años, siento que
tu no sientas lo mismo, te entiendo, no es fácil aceptar haber perdido.
Recuérdame, recuérdame cuando los días amargos necesiten una dulce sonrisa, y no esté yo para regalártela.
Recuérdame, recuérdame cuando los días amargos necesiten una dulce sonrisa, y no esté yo para regalártela.
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